Un lenguaje común para los problemas del futuro
Al final, la sensación de alivio fue grande. Durante 18 meses, Alemania y Namibia se embarcaron en un trabajo a veces extenuante, marcado por innumerables peticiones de modificación, para dar vida al Pacto para el Futuro (“Pact for the Future”). Con este acuerdo, las Naciones Unidas se comprometen a reforzar su cooperación en los grandes retos globales, avanzando juntos hacia soluciones comunes. El documento, compuesto por 42 páginas, estaba destinado a ser aprobado por unanimidad por los 193 países miembros de la comunidad internacional al inicio de la “Cumbre del Futuro”, programada para el 22 de septiembre de 2024. Sin embargo, Rusia, con el respaldo de Irán, Bielorrusia, Corea del Norte, Nicaragua, Sudán y Siria, se plantó en el último momento y presentó una propuesta de enmienda que ponía énfasis en la no injerencia en los asuntos internos de los Estados. Con este movimiento, buscaba diluir significativamente el compromiso hacia un multilateralismo más firme.